Vuelve el pasado...

>> lunes, 21 de septiembre de 2009



- Tú... ¿qué haces aquí?
- Tienes que hacerme un favor...

- No. Hace mucho que dejé de hacerte favores.

- Ya... Pero tienes que ayudarme, ya sólo me quedas tú. Tío, estoy en un buen lío... por favor.

- No. Desde que me casé estoy limpio. No quiero problemas...
- Sólo por esta vez. Necesito un sitio donde... dejar algo. Ni si quiera lo notarás. Sólo hoy...

Dio un suspiro.
-Está bien... Pero sólo por esta vez. - Recalcó.
Fueron hacia el coche.
- Ayúdame con esto.
- Joder... ¿qué coño... ? ¡Dios! ¿Qué has hecho?

- ¡Shhh! Baja la voz. ¿Quieres llamar la atención de todo el mundo? - Le miró a los ojos. - Yo no he hecho nada. A mí sólo... me han cargado con el muerto ¿vale?
- ¡Y tu pretendes cargármelo a mí ahora!

- ¡No, joder! Mira, no tengo donde dejarlo hasta esta noche. A la noche te juro que te lo quito de encima.
- ¿Estás loco? Si se entera mi mujer...

- Por eso mismo. Este es uno de los lugares más seguros. Tranquilo, no se dará cuenta. Tú sólo mantenla fuera de la casa. Hasta la noche. Una cena romántica ¿tal vez? ¡Lo que se te ocurra! ¡Da igual! Seguro que funcionará.

- Me debes una muy grande...
- Dijo exagerando el "muy".
- Gracias ¡Me salvas la vida! - Le dijo dándole un abrazo.
- Ya. Ya. - Dijo apartándole. - A la noche ya puedes haberte llevado esto de aquí.
- Vale. Tú tranquilo. No te preocupes. Gracias.
Se marchó. "Que no me preocupe dice. ¿Quién me mandará...?" Entró de nuevo en casa maldiciendo la hora en la que conoció a su amigo. Miró la hora. La preocupación se apoderó de él. Aquella antigua sensación, los nervios a flor de piel.
- Vale, tranquilo. No tardará en llegar. No me puede encontrar así. ¡Dios! ¡Piensa algo! - ... - Lo de la cena no es mala idea... Sí, la sacaré de aquí inmediatamente.
Se asomó por la ventana. "Ya está aquí." Acababa de llegar en coche. Se bajó para abrir la puerta del garaje. Él seguía mirando embobado por la ventana. "Qué bien la sienta el uniforme... ¡El garaje!"
- ¡Ah! ¡No! ¡Mierda! Sólo a un completo imbécil se le habría ocurrido esconderlo en el garaje sabiendo que su mujer vuelve del trabajo en coche. ¡Fantástico! A ver ahora cómo arreglas esto... completo imbécil. -
Se dijo a sí mismo.
Echó a correr para intentar evitar lo inevitable. Su mujer ya había entrado. "¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda!"
- Ehm... ¡Hola mi vida! ¿Ya has vuelto? ¡Qué pron... - La vio nada más entrar. - ...to. ¡Puedo explicártelo!
Su mujer se echó a reír. Lo había visto. No había conseguido llegar a tiempo para distraerla. Sacó su pistola. Aún la llevaba del trabajo. Le apuntó.
- Deja que te explique... - Intentó convencerla.
Se llevó un dedo a la boca.
- Shhh... - Volvió a apuntarle a la cabeza. - Adiós... cariño. - Dijo con voz melosa y una gran sonrisa en la boca mientras apretaba el gatillo.
Un ruido estridente empezó a aturdir sus oídos. ¡Zas! ¡Al suelo!
- Maldito despertador... ¡Cómo te quiero! - Dijo sonriente mientras reconocía su tranquila habitación.

4 comentarios:

Anónimo 21 de septiembre de 2009, 21:19  

Muy bueno Sweet, cuanto suspense,transmites la tension del instante, me ha encantado.

Un abrazo

S. 22 de septiembre de 2009, 8:44  

ainss me has tenido con el corazón en un puño todo el tiempo...malvada!

Maruri 26 de septiembre de 2009, 23:02  

Toda esa angustia para luego desaparecer en la monotonia del dia al dia..
bonito relato :)

Anónimo 2 de octubre de 2009, 17:29  

Muy, muy bueno. Me gusta.

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